lunes, 4 de marzo de 2019

               1.las reglas de los impares
Las reglas de composición son guías que nos permiten armar una fotografía que pueda atraer la atención de aquellas que la miren, hoy vamos a agregar, la Regla de los Impares.
Parece que existe una relación muy particular entre los números impares y la fotografía, y en especial de los grupos de tres elementos.
       
   Fotografías con un elemento principal.

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Fotografías con dos elemento principales.
Una pareja siempre transmite unidad, se puede compartir la relación que tienen entre ellos, dándole un sentido más personal al momento que están compartiendo, puede ser odio, amor, felicidad, amistad, lo que tu como fotógrafo quieras compartir.

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Fotografías con más de tres elemento principales.
En este ya se considera un grupo grande, cuanto más elementos se encuentran en la foto, más complicado se vuele distribuirlos en la imagen y menos importancia tiene el sujeto como individuo. En este caso solo puede funcionar cuando quiere mostrar un conjunto de algo, por ejemplo, tomarle una fotografía a muchos arboles se convierte en una fotografía de un bosque, una fotografía de un grupo de pájaros se convierte en la foto de una parvada, es decir le damos protagonismo al grupo en sí mismo, más que a los sujetos que lo conforman.


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En resumen un único elemento puede transmitir una sensación de soledad o aislamiento, mientras que dos elementos en una fotografía pueden generar una imagen demasiado equilibrada y simétrica, pero más de tres elementos pueden resultar demasiados para distribuir en la foto o bien nos permite mostrar un grupo o conjunto de algo quitándole protagonismo a los elementos que lo conforman.

Es aquí donde entran las fotografías en las que se integran tres elementos como punto de interés, dándole mayor dinamismo y movimiento.

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                                         2.Regla de la mirada.

 Cuando hacemos un retrato (sea éste de una persona o un animal), los ojos son el elemento que más importancia suele adquirir, así que es realmente importante saber cómo deberíamos tratarlos en nuestra fotografía para poder sacar el máximo provecho de su expresividad.



Para ello contamos con una regla de composición básica: la ley de la mirada. Pero hay también otras consideraciones que, de tenerlas claras, nos ayudarán enormemente a la hora de mejorar en nuestros retratos.

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¿Qué Pasa si el Sujeto Mira Directamente a Cámara?

Cuando esto ocurre, lo que pasa es que la persona que hace la fotografía (el fotógrafo) se hace evidente a ojos de aquel que mire la imagen. Cuando alguien te mira directamente desde una imagen, no ves la fotografía sin más. Sabes (y no puedes huir de ello) que retratado y retratista se miraron durante un momento. No fue un robado, no es una relación inventada. A la hora de tomar aquella imagen, ambas personas estuvieron de acuerdo.

Pero no es sólo eso, cuando un fotógrafo incluye dentro de una fotografía un retrato de alguien que mira directamente a cámara, en el resultado final, en la imagen resultante del proceso (sea éste digital o químico), se estará relacionando, directamente, con la persona que vaya a ver esa imagen. ¿Cómo? Dejándole que se ponga en su lugar. Si observas una imagen en la que alguien mira a cámara, te mirará, también, a ti. Podríamos decir que dejarás de ser un agente externo de la escena para pasar a formar parte de ella.


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¿Qué Pasa si el Sujeto Mira Algo Dentro del Cuadro?

 otro de los ejemplos sobre las consecuencias que tiene la mirada en una fotografía: qué hay si el sujeto mira algo que se encuentra dentro del encuadre? A estas alturas ya sabemos que cuando en una fotografía vemos a alguien mirando algo, nuestros ojos perseguirán ese algo para descubrir qué es. Si no se encuentra dentro de la imagen, el ojo del espectador quedará, simplemente, vagando en el espacio.La fotografía será como un libro con final abierto: es trabajo del lector de la imagen imaginar qué es lo que el sujeto mira y por qué ha llamado la atención del protagonista.


Sin embargo, si colocamos aquello que el sujeto está viendo dentro del encuadre,estaremos contando la historia completa (esto puede llevar a hacerle perder interés a la fotografía en sí) y no sólo eso, sino que estaremos generando una fuerte conexión entre el sujeto y el elemento en cuestión que tendrá muchísimo peso dentro de la composición de la imagen: los ojos de aquel que vea la imagen se moverán alternadamente entre el sujeto que mira y el elemento mirado. Si conseguimos una buena composición de este estilo, podemos conseguir que el ojo de espectador de la fotografía recorra toda la imagen para conectar ambos elementos (mirador y mirado).


La Mirada No Siempre Implica Ojos.

Hemos empezado el artículo hablando de la importancia de los ojos en un retrato para, después, pasar a hablar únicamente de la mirada. Así pues, parece evidente que hemos dado por supuesto que una mirada en una fotografía siempre implicará unos ojos en la imagen.
Pero esto no es así en absoluto: una persona de espaldas (que no nos muestre sus ojos) también puede tener una mirada pero es que, además de los humanos y los animales, hay muchísimos elementos que también tienen su propia mirada.
En general, siempre que podamos diferenciar entre la parte de delante y la de atrás de un objeto inanimado, podremos dotarle, también, de mirada. Es una manera muy fácil de dotar de "personalidad" o de "vida" a un objeto inanimado: tratándolo como si de un humano se tratara.Así que, a partir de ahora, cuando vayas a hacerle una fotografía a, por ejemplo, una flor, pregúntate antes hacia dónde mira y qué quieres transmitir con la foto para poder decidir, así, qué hacer con la mirada dentro de la composición.

¿Cómo y Cuándo Romper Estas Reglas?
Ya sabemos que las reglas de composición, en realidad, no son reglas. Son más bien directrices que nos ayudarán a conseguir composiciones agradables al ojo humano. Si embargo, debemos tener claro que cada fotografía es única y que, por lo tanto, unas reglas generales no funcionarán en todos los casos.
  • Cuando no quieras que el sujeto mire algo. Si dejas más espacio por la zona trasera de tu sujeto, dará la sensación de que éste está dándole la espalda a algo, de que está rechazando algo, de que se está alejando o huyendo. Si necesitas transmitir estos sentimientos en una fotografía, el hecho de romper la regla de la mirada podría ayudarte.
  • Cuando quieras que el espectador de la fotografía esté incómodo, sea por la razón que sea. El recorrido natural que seguirían los ojos de una persona que viera un retrato sería, como ya hemos visto, seguir la mirada del retratado. Si cortas este movimiento, puedes llegar a causar un desconcierto en el espectador. Así que si eso es lo que quieres conseguir con tus imágenes, de nuevo, romper con la regla de la mirada puede ayudarte.





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Luna.